Siempre hablamos de lo importante que es proteger los derechos de la gente, como el derecho a la vida, la libre expresión, etc. Sin embargo, olvidamos otros que se consideran “menores” como el derecho a la privacidad y a poder usar nuestras posesiones como estimemos conveniente (mientras no perjudiquemos al prójimo). El software es uno de los mayores exponentes de este problema porque la mayoría es privativo.
El software privativo
El software privativo o propietario es aquel que tiene licencias restrictivas como la prohibición de redistribuir y modificar la aplicación. No se puede poseer, solo podemos conseguir un permiso para usarlo. Además suele acceder a los datos del usuario y tener puertas traseras. Muchos no lo notan porque les da pereza leer todas las páginas de los Términos de Servicios y las licencias de los productos, por lo tanto consienten en aceptar las reglas que imponen sin saberlo.
También debemos destacar que su código fuente es cerrado, es decir, no podemos saber cómo el programa se ejecuta. No poder acceder al código fuente es como si los ingredientes de un alimento del supermercado no estuviesen en el envoltorio. ¿Te imaginas? Supongamos que Juan es alérgico al maní y compra un chocolate que no tiene la lista de ingredientes. La imagen publicitaria mostraba sólo almendras y se lo come. Ahora él está en el hospital. Si no sabemos cómo es el código fuente, ¿es posible realmente asegurar que el programa es inocuo? Este software podría incluir: adware, que inserta publicidad en el sistema; spyware, cuyo propósito es espiar lo que hace el usuario para utilizar su información o directamente malware, para dañar el dispositivo. Y aún no llegamos a lo peor, el hardware cerrado. Es posible desinstalar un sistema operativo… sólo si el fabricante te lo permite. Hay bootloaders en los smartphones y UEFIs (Interfaz de Firmware Extensible Unificada en español que reemplaza a las BIOS) que evitan la ejecución de un software no autorizado. Únicamente puedes usar lo que el fabricante considere oportuno. Indignante.
El software libre
Afortunadamente, tenemos alternativas. Podemos dejar esas limitaciones atrás, gracias al software libre. El software libre es aquel que es ético y vela por las libertades de su usuario. Valora el derecho de utilizar, revisar, modificar y redistribuir el programa como se necesite y desee. Esto se hace liberando el código y poniéndole licencias que promuevan los valores del software libre. Este movimiento fue iniciado por Richard Stallman (RMS), un programador mayormente conocido por ser el creador del sistema operativo GNU, generalmente utilizado junto con el kernel Linux. Él se ha desprendido totalmente del software propietario, sólo utiliza aquel que sea totalmente libre y regaña al que no lo haga. Esto suena muy bien, pero lamentablemente este tipo de aplicaciones son minoritarias considerando todo el software que existe.
¿Por qué la gente no abandona lo propietario?
Hay varias razones. La gente suele depender de los programas privativos debido a su ambiente laboral o estudiantil. Por ejemplo, el original de este ensayo está en formato .DOCX (¡traidora!). Es el estándar de las versiones más recientes de Microsoft Word, parte de Office, el gran programa propietario. Está instalado en casi todos los computadores con Windows, preferentemente en su versión pirateada, porque es bastante caro. ¿Entregarías una tarea importante en _.ODT (_estándar libre de documentos de texto) a tu profesor? Probablemente no, en el mejor de los casos tendrías que reenviarla en .DOCX y en el peor te podrán un cero por no seguir instrucciones.
¿No escuchaste cuando el profesor te hablaba? Tenías que enviar un “word” y un “powerpoint” de la tarea. En el trabajo, gran parte de las máquinas y dispositivos que se usan ejecutan software cerrado. No van a partir todo desde cero si ya les funciona e invirtieron demasiado dinero en él. Ya implementaron todas las Google Apps for Work, ¡cómo se te ocurre!. También no lo dejan porque no conocen nada mejor.
Si preguntas por Trisquel (un sistema operativo GNU/Linux 100% libre) a los que te rodean seguro que te mirarán confundidos. Quizás ni siquiera tú lo conocías (es bastante bueno por si te interesa). Windows está preinstalado prácticamente en todos los computadores en las grandes tiendas y el común de la población los compra allí ya armados y listos para funcionar. ¿Qué hacen si les deja de funcionar Windows? Piden al amigo informático que les instale la versión full pirata (la licencia original permite únicamente una instalación). Dejar la zona de “confort” parece muy arriesgado, para que cambiar lo que no está roto. Sienten que no vale la pena aprender todo desde el comienzo para usar otro sistema operativo.
Pese a todo, no los podemos culpar, mucha gente depende de sus abusadores. Culpar a las víctimas solo vuelve a los victimarios impunes. Las grandes compañías tecnológicas (Microsoft, Apple, Amazon, etc.) son conscientes de su poder pero las libertades de las personas les son indiferentes. Si ya tienen el monopolio, ¿para que se van a molestar? ¡Ya tienen nuestro dinero e información! Esto se ve claramente en redes sociales y sistemas de mensajería. Servicios como Whatsapp y Facebook tienen una gran masa de clientes que no los abandonan porque todos sus amigos están ahí. Y nadie se va a hacer una cuenta de Telegram exclusiva para hablar únicamente contigo. Si quieres chatear, vas a tener que usar Whatsapp. Se crea un círculo vicioso.
¿Qué hacemos?
Debemos centrar este movimiento en los desarrolladores y fabricantes de dispositivos. Ellos son los que distribuyen las máquinas y programas, por lo que deben asegurar la libertad de sus clientes. No escuches las excusas, es totalmente posible ganarse la vida haciendo los dispositivos y las aplicaciones libres. Existe una confusión sobre el tema debido a la ambigüedad de las palabras “free software” en inglés ya que free significa gratis o libre dependiendo del contexto. “Free as freedom, not as beer”, citando a RMS. Sin embargo, los usuarios tenemos un papel en el movimiento. Apoyemos a los que les importan nuestra libertad. Compremos software libre, donemos a los desarrolladores que los crean, utilicemos software libre y démoslo a conocer a los demás. Ya sabemos que es mejor en todos los sentidos pero el resto de la población no. Compartir es vivir, como nos han enseñado toda la vida. No te frustres si no puedes abandonar totalmente el software propietario. Eres inocente. En un mundo donde nuestras opciones están limitadas a nuestro contexto no te podemos culpar. Pero por favor, si desarrollas, que tus creaciones sean libres.